lunes, 17 de diciembre de 2012

Las indescifrables abreviaturas, siglas y acrónimos


El origen de las siglas, y por ende el de los acrónimos, son las abreviaturas. La idea de abreviar palabras no es muy clara, algunas fuentes sugieren que en la antigüedad se intentaba ahorrar material de escritura (el cual era caro y escaso) y tiempo. Se estima que las abreviaturas del pasado anteceden a la actual taquigrafía.

Las abreviaturas en el español se forman por contracción y truncamiento, y todas llevan un punto al final: lic., dom., blvd., S. A., C. V., S. R. L. Cabe aclara que los símbolos no son abreviaturas. Por supuesto que existen ciertos criterios para abreviar palabras así como su uso. Lo ideal de acotar palabras es que se entienda lo que se escribe y no provoque ambigüedad al leer. Regularmente aparecen en listas, fórmulas de tratamiento, saludos o despedidas. Hay abreviaturas que no llevan punto sino una barra inclinada porque son palabras compuestas: a/a por aire acondicionado, b/n por blanco y negro. Cuando una abreviatura indica palabras en plural se pone doble letra: EE. UU. por Estados Unidos; FF. CC. por ferrocarriles; DD. HH. por derechos humanos. Hay que recordar que al abreviar se debe colocar el acento si lo lleva, por ejemplo: pág. o págs.

Las siglas son palabras que se forman tomando la primera letra que compone un nombre complejo: SHCP por Secretaría de Hacienda y Crédito Público, STPS por Secretaría del Trabajo y Previsión Social, DGSPPPTM por Dirección General de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal. En las siglas se omiten los puntos.

Se denomina acrónimos a las siglas que pueden leerse como una palabra: Pemex, OTAN, Conacyt, SAT, ONU, IVA, PIB, Conaculta. Entre las novedades que las Academias de la Lengua incorporaron a los acrónimos es que se pueden escribir, después de la mayúscula inicial, con minúsculas, siempre y cuando tenga más de cuatro letras.

Los medios impresos se apoyan en gran medida en el uso de siglas y acrónimos debido al espacio para las notas, lo cual es válido si no se abusa de este recurso y le dan al lector referencias para comprender el texto. Sin embargo, en los medios electrónicos como la Radio y la Televisión se consideran un error usarlos.

Abreviamos Baja California Sur como B. C. S. con espacio entre punto y punto, pero también lo hacemos como BCS, es decir, creamos una sigla; sin embargo, la duda es ¿cuál usar? Yo recomiendo usar la abreviatura cuando le antecede el nombre de alguno de los municipios y el acrónimo al referirse al estado: La Paz, B. C. S.; Aumentó el turismo en BCS.

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lunes, 10 de diciembre de 2012

No es lo mismo decir…


A veces queremos decir una cosa y expresamos otra. En ocasiones encontramos anuncios como “Se solicitan personas de ambos sexos para laborar como…”, aunque la mayoría sobreentendemos que necesitan hombres y mujeres para un trabajo, lo en realidad dice es que requieren gente hermafrodita, es decir, personas con ambos órganos sexuales. Ahora bien, para evitar este malentendido suelen reemplazarlo por: “Se solicitan personas de sexo indistinto para laborar como…”, pero al igual que el otro resulta excluyente, porque “indistinto” significa que no se puede distinguir, es decir, que carezcan de las cualidades físicas necesarios para diferenciar si es mujer u hombre. Con decir “se solicita personal…” evitamos confusiones.

Siguiendo con el sexo, en los boletines policiacos es frecuente encontrar lo siguiente: “En un recorrido de sobrevigilancia, los elementos policiacos observaron a una persona del sexo masculino, la cual al notar la presencia de los uniformados…”, lo que entendemos es que los uniformados vieron a un hombre sospechoso; sin embargo lo que en realidad dice es que los guardianes del orden observaban el aparato sexual del individuo. Lo más adecuado hubiera sido reemplazar “del” por “de”.

Un caso parecido al anterior, decir que: “Los elementos de la Cruz Roja recogieron a una persona del sexo masculino sangrando”, es distinto a leer: “Los elementos de la Cruz Roja recogieron a una persona de sexo masculino sangrando”; en el primero entendemos que los socorristas atendieron a un hombre que sufrió lesiones en el órgano masculino que sirve para la reproducción, conocido de manera más breve como pene. Mientras que en el segundo caso, los paramédicos ayudaron a una persona de sexo masculino que sangraba por alguna lesión ocasionada por algo o alguien.

Hace poco se publicó una nota que más o menos decía: “Elementos del Ejército asesina a varios sicarios en enfrentamiento”. Lo que sucedió fue que en un enfrentamiento entre elementos de las fuerzas armadas contra delincuentes, varios de ellos sucumbieron ante las balas de los guardianes del orden. El término “asesinar” se define como “matar a alguien con premeditación, alevosía y ventaja”, cosa que no sucedió. Probablemente al editor se le hizo fácil usar “asesinar” por “matar”, dos términos que en primera instancia aluden a “quitar la vida”, pero el primero define claramente como se hace y el segundo necesita un complemente para entender el contexto. En caso que los soldados hubieran “asesinado” a los delincuentes entonces estarían cometiendo un delito.

Y ya en el tema sobre delincuencia, en la canción que dice: “Se agarraron a balazos policías y ladrones…” nos cuenta la historia de personajes sudcalifornianos que se enfrentaron a unos maleantes con armas de fuego, sin embargo, hay un error sintáctico porque un “balazo” es el impacto de bala disparada con arma de fuego y la herida causada por una bala. Lo que se debió escribirse es: “Se agarraron a tiros policías y ladrones…”, y en el resultado de la refriega podríamos confirmar si el “Nalgas de oro” y el “Popochas” recibieron algún balazo.

No es lo mismo decir: “El personal de la Casa Blanca evacuó inmediatamente cuando se disparó la alerta de bomba”, que “La Casa Blanca fue evacuada inmediatamente cuando se disparó la alerta de bomba”. Lo que se quiere informar es que en la Casa Blanca se descubrió un paquete sospechoso que podría ser una bomba y el Servicio Secreto ordenó desalojar el edificio como medida de seguridad. Sin embargo, en la primera oración nos dice que los trabajadores que fueron desalojados se asustaron tanto que evacuaron en el lugar a causa del miedo. La segunda oración corresponde a los hechos descritos.

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lunes, 3 de diciembre de 2012

El punto y sus alcances


El punto (.) es un signo gramatical cuya función es delimitar a los enunciados; en el lenguaje hablado equivale a una la pausa. Su origen se remonta al siglo III a. n. e. y se usaba para delimitar segmentos prosódicos y de ritmo. Antiguamente los textos eran leídos en voz alta, ya que la falta de imprenta aunada a que la mayoría de la población era analfabeta, impedía su difusión masiva. En este contexto, era necesario hacer pausas en la lectura para que el mensaje no perdiera su sentido, por ello los escribas utilizaban símbolos para marcarlas. Fue hasta el siglo XVIII cuando la Real Academia Española reconoce la necesidad de crear reglas para los signos de puntuación.

Las actuales reglas para el uso del punto son conocidas por casi todos. Sin embargo, este signo suele causar confusión cuando va acompañada por otros. Uno de los errores más comunes es colocarlo después de un signo de interrogación o admiración (?./!.) porque ambos ya incluyen un punto. Tampoco es necesario ponerlo después de los tres puntos (….) ya que por regla este último puede indicar el final de una oración. El punto y la coma no se llevan bien una después de la otra (,.) porque causa confusión, muy diferente es el punto y coma (;) que ese sí es otro signo gramatical. Error también es usarlo delante de dos puntos (:.). Las siglas o acrónimos no llevan puntos (EUA, Pemex, SHCP), pero sí las abreviaturas (págs., atte., a. J. C., EE. UU., q. e. p. d.).

En un texto literario, el punto puede tener un papel más que delimitador. El escritor logra crear imágenes con su uso; incluso algunos autores lo han omitido en su totalidad creando una vorágine al leerlo porque no sabemos exactamente dónde detenernos. Hay un cuento de Federic Brow llamado “Cero en geometría” en donde el uso de los puntos recrea el tic-tac de un reloj. Le dejo el texto para que lo disfrute.

“Henry miró el reloj. Dos de la madrugada. Cerró el libro con desesperación. Seguramente que mañana sería reprobado. Entre más quería hundirse en geometría, menos la entendía. Dos fracasos ya, y sin duda iba a perder un año. Sólo un milagro podría salvarlo. Se levantó, ¿un milagro?, ¿por qué no? Siempre se había interesado en la magia. Tenía libros. Había encontrado instrucciones sencillísimas para llamar a los demonios y someterlos a su voluntad. Nunca había hecho la prueba. Era el momento ahora o nunca.

Sacó del estante el mejor libro sobre magia negra. Era fácil. Algunas fórmulas. Ponerse un abrigo en un pentágono. El demonio llega. No puede nada contra uno, y se obtiene lo que se quiera. Probemos.

Movió los muebles hacia la pared. Después dibujó sobre el piso, con un gis, el pentágono protector. Pronunció las palabras cabalísticas. El demonio era horrible de verdad, pero Henry hizo acopio de valor y se dispuso a dictar su voluntad.
—Siempre he tenido cero en geometría —empezó.
—A quién le dices... —contestó el demonio con burla.
     Y saltó las líneas del hexágono para devorar a Henry, que el muy idiota había dibujado en lugar de un pentágono”.

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